Cuando llegamos a la vega la temperatura es muy baja, no damos crédito, las pocas personas que hay por Urriellu están abrigadas como si estuviéramos en octubre.
Decidimos subir por la Celada y vemos que el tiempo es mejor, nada más que nos dá el sol, el cuerpo vuelve a coger el tono, llegamos a pie de vía y observamos que ya hay movida. Una pareja de británicos también quieren hacer la vía que hemos elegido, sin embargo ellos entran muy a la izquierda, como si quiesieran hacer el Capricho de Venus, además el primer largo lo están haciendo el solo integral, son un chico y una chica, a la mitad del largo quedan paralizados, van los dos juntos, ni para arriba ni para abajo, empiezan a moverse de izquierda a derecha. Al final solucionan la papeleta, nosotros debajo flipando. Hablamos con ellos para indicarles, esperamos que suban un poco más y empezamos.
Amistad con el Diablo es una vía que en los últimos cuatro años la he realizado unas cuantas veces, más, otras cuantas hace años, solo me falta un estilo, el más puro, pero ya no. Es una vía incriéble, de roca excelente, un recorrido valiente, abierta por Alfredo Íñiguez y Christian Marín en agosto de 1980, actualmente reequipada, pero solo parabolt donde había buril, las reuniones doble parabolt sin argolla en la chapa. Pero la vía no es moco de pavo...que se lo pregunten a los ingleses que teníamos delante en el primer largo...
El recorrido comienza por unos canalizos a la derecha de una gran lastra característica que hay en medio de la cara este, la primera reunión se puede ver perfectamente si nos fijamos desde el suelo, se puede, con cuerdas de 60 subir hasta la segunda reunión con un pequeño ensamble de unos diez metros. Esta vez no elegimos dicha opción porque teníamos por encima la otra cordada. Desde la primera reunión ya se visualiza la segunda, un corto muro lleno de agujeros y algún canalizo con una llegada a reunión en donde hay que llegar un poco centrado. Siguiente largo, el tercero, salida a reunión por encima de una lastra que está pegada al muro con algún bloque que tarde o temprano...murazo de agujeros que es interante proteger ya que llegas a la reunión que está encima de unos bloque que meten bastante miedo, un puzzle vertical que el día que marche una pieza mejor no estar cerca. Estos tres largos, salvo las reuniones, no tienen ningún seguro fijo, de ningún tipo ni calidad, con lo que un nutrido juego de friends y fisuraros solucionan la papeleta.
Aquí, educadamente, los británicos nos ceden el camino libre.
Cuarto largo, en un principio el difícil, en algunas guías y croquis comienzan a graduarlo como 6a, en el largo encontraremos tres parabolts y un puente de roca. Donde está el pasaje, la roca está un poco patinosa y el paso es un poco rarito, pero es un largazo, llegas a la reunión contento. Igual que el siguiente, un super largo de calidad suprema, protegido también con tres parabolts, sales recto pero posteriormente hay que girar a la derecha para coger un muro negro de calizo-chorrera-huecos en donde subes que lo flipas de lo bueno.
Siguiente largo, dos opciones, subirte recto a un techo y coger canalizo todo para arriba, otra opción es ir a pillar un puente de roca con cordinos que se ven a la izquierda, como a doce metros y posteriormente girar a la derecha por un muro de canalizos y varios puentes de roca de pequeñas dimensiones, largo muy largo, lo mejor es forzar el tope de cuerda para salir a la Cepeda a la altura de un puente de roca a la izquierda del gran nicho, así aseguras desde terraza, te quitas los pies de gato...
Una vez aquí dos opciones, destrepar a la derecha mirando a la pared a coger las instalaciones de rápel de la cara este o bien seguir por la Cepeda para salir a cumbre o al anfiteatro de la cara S. Seguimos por la Cepeda.
Un largo a tope de cuerda de 60 para llegar hasta la reunión del rompetobillos, reunión de cuatro clavos.
El siguiente largo, equipado con un puente de roca, un spit del 10, y el otro día había un fisurero atrapado, otro clavo y un puente de roca para llegar al circo del furaco, que siempre pasar por él, para mí, es una odisea.
Nos pasamos a la cara S, la niebla no entra hasta aquí, esperamos un poco, unos frutos secos, un poco de agua y nos bajamos rápidamente. Llegamos de nuevo a donde están las mochilas a pie de vía, en un pequeño claro vemos que los ingleses aún están en los largos superiores de la Amistad. Recogemos y para abajo, hasta Pandébano, entre nieblas.
Alfredo Íñiguez, en el centro, tras subir la Amistad con el Diablo con Miguel Ángel Mora, treinta años después de abrir la vía, en el verano del año 2010.
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