El próximo 17 de septiembre el grupo de montaña del que soy socio tenía prevista en su calendario de salidas la subida hasta el mirador de Ordiales. Han suspendido la salida, no permiten subir al autobús al no ser el de una compañía determinada. Es decir, una carretera de once kilómetros construida y mantenida con el dinero de todos los españoles, sólo la puede utilizar una compañía concreta de autobuses y taxis, salvo que tengas un “pase”.
Este fin de semana el diario La Nueva España publicó una entrevista al sabio Eduardo Martínez de Pisón, en ella dio su opinión sobre la posible construcción de un tren cremallera: “Pues que se suba andando”.
Andando o en bicicleta, esa es la solución. Desde Covadonga, Corao y Benia. Recorridos similares al de la ruta de Cares, entre 22 y 25 kilómetros ida y vuelta. Y con el esfuerzo personal llegar al lugar donde poder contemplar la magnitud del paisaje.
Si algún político fuera realmente visionario y valiente con la gestión de accesos a la vertiente norte del Cornión… sin embargo casi todos los días nos venden discursos vacíos y populistas sobre turismo sostenible, ecología y seguridad vial; más propios de “vendedores de motos” o trincadores.
La foto es del invierno del año 91, en una salida de una semana en Vegarredonda, cuando el refugiero era Erik Pérez. Andrés, Mario y yo escalamos aquella semana en hielo y roca, abrimos una vía nueva y subimos desde Covadonga caminando con mochilas de 55 litros con material de invierno y roca, más la comida para una semana. La aventura comenzaba al salir de casa, llegabas en autobús hasta Covadonga después de un día de trasbordos y desde allí te tenías que buscar la vida… en nuestro caso, subir andando. En aquellos años también se podía cocinar en los refugios; sin duda eran otros tiempos. Tras la semana de actividad, volvimos a bajar andando.
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