martes, junio 16, 2009

Cinco días por la cordillera





























La semana anterior, cinco días por la cordillera escalando, los cinco por León, dos de ellos con los colegas, con días de lluvia y tres con Canto, con un sol de justicia.
Me gusta escalar y estar en el valle del Curueño y alrededores por tres razones, primera porque hay una cantidad de vías muy importante, segundo por la tranquilidad del lugar y tercero porque desde mi punto de vista es un ejemplo de desarrollo local y sostenible. Por ahora.

Llevo trabajando diez años en temas relacionados con desarrollo local y por lo general cuando estoy en un lugar y más en parajes naturales, comienzo a observar su forma de vida, las inversiones, los equipamientos y servicios…

El sábado, subí corriendo desde El Puerto de Vegarada hasta la zona superior de Cebolledo en San Isidro y mientras que iba dale que te pego maldecía a todos los mierdas ecologístas de salón que después se calzan unas tablas durante el invierno y disfrutan de su deporte, pero por el verano, todos esos equipamientos…son un atentado para la vista.

Pero bajando, mirando para otro lado y viendo otra vez los verdes de los prados, la cantidad de cabezas de ganado, los paisanos currando en el campo, seguía dándole que te pego a las piernas y seguía maldiciendo a todos los ecologístas de salón que se calzan las tablas, pero en mi cabeza tenía otra perspectiva. Hay veces que tenemos que destrozar un espacio para dar nuevas oportunidades a la gente del lugar. Me explico. Estoy en el valle de Pedrosa y solo veo pueblos muertos, con personas muy mayores, los praos abandonados, prácticamente no hay ganado. Llegamos a Valdeteja y el tema cambia, bajamos al Curueño y hay movimiento por todos los lados, hay gente, hay vida y eso significa que los prados están cuidados, el bosque también. Vale, hay una estación de esquí, una puta estación de esquí, pero eso vale para atraer inversión que a su vez hace fijar población, mayores ingresos locales y esta hace que el espacio siga manteniéndose. Y algo muy importante, hay bares en donde tomarse algo...hostia, esto si que es importante.
Una reflexión, un establecimiento hostelero en alta montaña, necesita el doble como mínimo de energía de calefacción que uno de ciudad, por poner un ejemplo. Si solo tiene tres meses de ocupación ¿Cómo afronta el gasto el empresario? ¿Qué tendría que cobrar a 3€ el café con leche cuando tiene abierto para que su balance económico sea favorable? Lo normal es que cierre la mitad del año pero entonces es cuando decimos... Es simplemente una reflexión para darnos cuenta de lo jodido que es vivir en zonas altas, y lo fácil que es dar lecciones sobre ecologismo y no se que más, cuando se vive con todas las comodidades del mundo mundial.

Pero ojo, el desarrollo necesita energía, y esa es otra batalla y parece que el tema está revuelto por la zona, con razón. Pero ya nos lo decía Ryszard Kapuscinski en El emperador…el progreso…

En cuanto a la trepada, escalé Rapsodia, un monólogo de mono-bidedos, bastante aburrida, es la que está a la derecha de Malpadrino. Y lo más divertido y bueno desde mi punto de vista combinaciones y rizadas de rizo aprovechando lo mejor del muro entre Fandango, Demiurgo, Sufrimiento del brujo y El Techo del Jaime. Entrar por unas y salir por otras, muy divertido, al menos para mí, el protagonista de mi película. El domingo sin embargo estuve en el Árabe peleándome con una placa tumbada que...mejor para otra ocasión.
En las fotos, una de las mejores vías y la más asequible del sector.
Un poco de música de lo que estaba escuchando este finde:
Leí hace años una entrevista a Leonard Cohen. Cuando le preguntaron porqué hacía música contestó que cuando murió su padre se planteó dos alternativas, coger una guitarra o subir una montaña, no cabe duda que eligió la primera. Hace 25 años que murió mi padre, mi opción ha sido la segunda. Mas que subir, me gusta estar en los valles y montañas, escalar un poco, tomar el sol, caminar un rato, si es el caso una carrerina,...flipar. Soy mas vago y menos productivo que Cohen, no cabe duda.