Vagos recuerdos de ambos, ninguno de los dos había realizado este trazado íntegramente, sí por zonas salvo los últimos doce kilómetros.
La primera parte, hasta la Vega El Muñón, es una pista en perfecto estado que salva unos cuatrocientos metros de desnivel positivo, una buena forma de comenzar para marcar un ritmo tranquilo pero sin pausa. Vamos ligeros, un par de barritas cada uno, un par de botes de agua y un corta vientos. Durante el trayecto hay diversas fuentes y en esta época del año todas con buen caño.
Esta primera parte, hasta el puerto de San Lorenzo, es una maravilla para los sentidos. Cumbres reconocidas, valles recorridos en diversas ocasiones, un verde fosforito entre diversas brañas, vestigios de un pasado olvidado aun no siendo tan lejano.
Al llegar a una segunda collada, a la derecha Teverga, paredes y muros reconocidos, desde La Sobia a la derecha hasta los Puertos de Marabio a la izquierda.
Los salimos del camino y recorremos varias viejas brañas, en un estado de abandono total. Nos lleva más tiempo, metros y desnivel, sin embargo no todos los días pasamos por estos rincones y hay que aprovecharlos.
Bajo Peñas Negras, volvemos a incorporarnos al Camino Real, en la Braña La Corra.
Seguimos por debajo del Pico Michu hasta el Puerto San Lorenzo. Desde aquí, seguimos por el margen izquierdo de La Sierra Verde, dirección Cueiro.
En Cueiro, nos perdemos, bajamos a un valle que no corresponde, nos damos cuenta y volvemos a remontarlo por la vertiente opuesta hasta que volvemos a incorporarnos al camino, un error que nos hace subir y bajar 800m de plus y unos kilómetros de más.
Tras asearnos en la fuente, otra vez a Torrestío, primero al bar, después vuelta a casa. Cada uno en su vehículo. Un día precioso.
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