domingo, noviembre 17, 2013

Caleao-Peña del Viento

La belleza de lo efímero, en eterno retorno. Fue mi mantra durante esta salida.


Salgo de Caleao, media mañana, las nieblas aún perduran agarradas a la frondosidad del bosque. El fin de semana Miguel Menchaca habla de Lueje, en mi memoria recuerdo unas lineas de su libro Cordillera Cantábrica, "en unos pocos días otoño, desde Peña Viento, se puede contemplar mirando hacia la vega el rojo como si de un cráter se tratara". Es la época del rojo vulcano, lo quiero ver.

Las hojas, por el bosque, mientras que subo corriendo caen, algunas me alcanzan, disfruto del momento. Soledad total solo alterada por algunos corzos en la lejanía, que escapan porque ellos me han visto antes que yo los intuyese.

Caminos conocidos, muchas veces recorridos, puedes forzar la máquina, quieres llegar a la collada para alcanzar tu premio visual:

Hace un mes recorrimos ese filo tan marcado, me siento en la collada y estoy unos minutos difruntado del momento, recordando esos momentos, me embarga una sensación de plenitud total.
En el lago Ubales vuelvo a parar unos minutos, disfruto del lugar
 Sigo hasta Peña del Viento, subo lo más rápido que puedo, llego a la cumbre y me asomo, quiero ver a lo que he venido, me paso en la cumbre veinte minutos, es un lugar conocido, sin embargo disfruto como si fuese la primera vez.





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Me vuelvo por el mismo lugar, disfrutando del momento, una excelente media jornada. 
 La belleza de lo efímero, en eterno retorno.

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